28.3.08

anónimo

Quien sea que pintó de negro, naranja, verde oscuro y azul piedra, hace más de veinte años, la carátula de ese libro en portugués que hablaba de un caballo domesticado que no fue feliz hasta que volvió a vivir salvaje, y que mi padre me leyó, durante dos años, cada noche antes de dormir, nunca sabrá la profunda emoción y el extremo detalle con el que pude reproducir esa imagen mientras duró el instante que llamamos la antesala del sueño, protagonista de un misterioso recuerdo, como aquellos que cuelgan al principio de la línea del tiempo propio (si convenimos que es posible trazar del todo alguna línea en este universo).

15.3.08

acuarela

Tu piel es la tibieza que envuelve mis huesos, un tejido de pulsos en el que respiran mis venas, un lienzo pintado con el brillo de tu esencia, un manto en el que bordaste tu alma.
Y apenas te acercas (tanto, tanto así) mi boca empieza a teñirse de rojo.

14.3.08

estar del otro lado

¿Y hoy? Bueno, hoy sigo convencida de que hablamos para vaciar silencios y no para llenarlos, como solías decir.