sed
Esa noche no pensaba conocerte. Ni esa noche, ni ninguna otra.
Apenas sí pensaba encontrar un tiempo quieto, un oasis para un sueño árido, y beber a la salud de mis penas secas ya por tanta lágrima.
No sabía que tus ojos bastarían. Ni que escondías en ellos un mar.
Apenas sí pensaba encontrar un tiempo quieto, un oasis para un sueño árido, y beber a la salud de mis penas secas ya por tanta lágrima.
No sabía que tus ojos bastarían. Ni que escondías en ellos un mar.