25.5.07

naturaleza

El perro ladra,
El lobo aulla,
El pollo pía,
El gato maulla,
Yo te beso.

18.5.07

una vuelta más entre otras

Ella también salía al patio a jugar con el viento cuando una pena grande le comprimía aquel cuerpo pequeño, y esperaba que esa invisibilidad silenciosa se llevara ese también silencioso ruido, un ruido empapado de un alquitrán que entonces no podría haber llamado injusticia y un ardor que, a tan corta edad, no habría sabido llamar abandono. No sentía enojo pero sí necesidad, y juntaba los pies y bajaba la cabeza y soltaba los brazos y cerraba los ojos y buscaba acurrucarse en esa extraña energía que de a poco comenzaría a acompañarla siempre, guardando en la carne más blanda de su alma esa blancura tibia para la que tampoco tenía palabras pero sí algo de melodía, melodía como esa que escuchaba en las hojas de los árboles, o como aquella que ya de grande reconocería en las voces custodias de una sabiduría solitariamente genuina.
Ella también supo tener por hogar un patio, pero no lo recordó tan nítidamente hasta que ese hombre, sabiendo superar el tiempo apenas con un susurro, compartió con ella esa delicada sintonía. Y en sus brazos sin armadura se acurrucó como hizo antes la niña con el viento, y revivió lo que sabía intacto en esa voz que ya no era la de un niño, voz a la que no supo más que llorarle una mirada que decía así había querido recordarlo siempre.

12.5.07

claro de luna

Hace unos años, en un sueño, en un puerto, le contaba a un total extraño todo lo que sabía de tí. No recordé ese sueño hasta ahora, hasta que tu mirada (y todo aquello que eres y que no sé con certeza, pero que presiento verdad) me es tan sentida y sinceramente conocido.
Lo que quiero decir es que me importa un carajo si el tiempo corre de prisa o deja de hacerlo con tal que nada vuelva a impedir que dejes mis sueños y vengas a redibujar las líneas de mis manos a plena luz del día.

6.5.07

senti-dos

(Cientos de veces) siento que escribo para aquella que me habita desde siempre, para esa de mí que intuye lo que siento, e intuyo que al escribirlo no lo escribo yo, sino ella, o esa de mí que al escribir reclama el último y definitivo silencio. Escribo, con o sin vergüenza, sabiendo que entre las paredes de mi silencio y el suyo (que también es mío) en realidad se escribe lo que no alcanza a quedar escrito. Escribo para deshacerme de certezas al denunciarlas por escrito, y para exponerlas al escrutinio de esa de mí que espera inquieta despertar aquello que está dormido o para adormecer un poco aquello ajenamente despierto. Escribo para detallar los detalles nimios, para materializar recuerdos o para inventarlos en su defecto, para cambiar el sentido de sentir o terminar de sentir lo que vengo sintiendo. Escribo en estado grave, en pecado, en conjuro, en nota sol. Escribo de lado, o sentada, o colgada de un cigarrillo. Escribo desde un cajón empolvado, desde un vientre sin hijo, desde una mañana sin voces. Escribo para dialogar con lo que existe, para hacer consciente el inconsciente y para destilar la inconsciencia en su propio estilo. Escribo por deseo o enfermedad, por encanto o decepción. Escribo por eso y por lo otro también, por si al escribir aparece lo que parece ser más que una apariencia. Escribo para entrar en la caja de pandora. Escribo el sinsentido de lo que siento. Escribo sintiendo que siento. Escribo para volver a sentir (y siento cientos de sentidos y sentimientos al mismo tiempo).

2.5.07

tibio

lo más parecido a dormir contigo, es dormir al sol.

una mirada puede echar por tierra años de cobardía y, al mismo tiempo, exponernos a nuevos temores.

eso.